Cada vez más argentinos eligen la coparentalidad para ser madres o padres. Las configuraciones familiares cambiaron y se ampliaron en conjunto con la sociedad.

El modelo familiar tradicional, un hombre y una mujer que se casan, se aman y tienen hijos, dejo de ser el único. Nuevas configuraciones familiares dan la posibilidad a las personas de formar una familia. Familias monoparentales, homoparentales y la coparentalidad son algunas de las opciones. 

Juan Marco Vaggione, profesor de Sociología e Investigador CONICET, explicó: “atravesamos un momento de importantes cambios respecto a las formas de definir el parentesco. Pero lo interesante que estos cambios no sólo pasan por la variabilidad de arreglos familiares existentes (que los hay muchos y diversos) sino también por la legalidad y legitimidad que le damos a esos cambios”.

Vaggione sostiene que tanto los debates sobre el divorcio, el matrimonio entre personas del mismo sexo, las técnicas de reproducción humana asistida son parte y abrieron el camino para “la democratización social y legal respecto a la familia”. Y agregó: “El tema de la coparentalidad es otro más de estas múltiples formas de constituir familias; personas para quienes maternar o paternar no debe necesariamente atarse a un proyecto de pareja o de amor romántico”.

Miles de argentinos y argentinas buscan esta opción para ser padres y madres. Ahora bien, ¿de qué se trata? La coparentalidad, es una opción para aquellas personas que buscan ser padres o madres pero no tienen, ni quieren tener, una pareja estable. Al estilo de Tinder (red social para conocer gente) dos personas se contactan con el fin de tener un hijo.  Puede ser a través de la donación de esperma o teniendo relaciones sexuales. Cuando nace el hijo, no viven juntos, pero comparten la crianza y se dividen gastos de manutención. Los padres no tienen una relación afectiva pero su vínculo se basa en la responsabilidad y el respeto. 

Existen muchos sitios en internet en donde las personas buscan a otro/a para tener un hijo. Uno de ellos es Copadres.net que cuenta con 700 argentinos, aproximadamente. Este sitio presenta tres opciones para registrarse, de acuerdo con los deseos de cada uno: una coparentalidad, un donante de esperma o una mujer que quiere un donante. Otro sitio es coparentalys.com que el año pasado lanzó su versión en español y ya hay más de 500 argentinos. 

“Soy mujer de 40 años que decide ser madre soltera. Busco persona que esté dispuesta a compartir paternidad responsable”. “Estoy explorando la chance de ser papa biológico y/o adoptivo. Tengo buen trabajo y un buen pasar económico y tengo el tiempo necesario para dedicarle”. “Soy Meli. Estoy buscando un donante de esperma en Buenos Aires (Argentina). Quiero ser mamá, tengo 29 años. Lo único que pido es que el donante esté sano, lo demás no importa demasiado. Me gustaría probar la famosa inseminación “casera” con el esperma del donante. Aunque de necesitarlo estoy dispuesta a tener relaciones solamente para concebir. Lo de coparentalidad es a gusto del donante. Me da lo mismo: mi prioridad es tener un bebé. Podemos compartirlo o criarlo yo sola (en este caso firmo lo que sea para no comprometer a nadie). Espero encontrar un corazón muy generoso que me ayude a cumplir el sueño de ser mamá”. Estos son algunos de los perfiles de usuarios de los sitios nombrados anteriormente. No buscan una relación estable, ni un amor para formar una familia, sino el deseo que los mueve es el de ser padre o madre. “No creo que la coparentalidad rompa necesariamente con la idea del amor; sólo surge como un modelo alternativo para maternar y paternar. En todo caso, lo que se rompió (y hace mucho por suerte) es el modelo único de mamá y papá por siempre juntos y criando a sus hijos. La coparentalidad surge como otra forma más de buscar canalizar afectos, proyectar vidas y constituir parentescos”, sostuvo Juan Pablo Vaggione. 

En Argentina, legalmente, la coparentalidad no está impedida, no existe ninguna ley que lo impida.  Los padres no siempre tienen que ser pareja. Jurídicamente hablando, el reconocimiento de la filiación no depende del afecto que se tengan los adultos. Son dos cuestiones distintas.

Hay sectores de nuestra sociedad que se oponen a estas nuevas formas de entender y formar una familia. En relación a esto Vaggione explicó: “Hay muchos actores que continúan creyendo que el derecho debe reflejar necesariamente su moral como universal y objetiva y, de este modo, consideran inadmisible un sistema legal democrático y plural. Como estos sectores no pueden evitar las prácticas, las decisiones y el establecimiento de vínculos afectivos, dirigen su lucha a negarles legitimidad con el uso del derecho. Sectores que sienten amenazada su forma de vivir frente al pluralismo y la diversidad y reaccionan defensivamente (muchas veces incentivando pánicos morales) frente a los cambios en las formas de construcción de vínculos familiares”.

Ampliar cada vez más la diversidad existente en las formas de construir una familia es un desafío que como sociedad debemos permitirnos. Avanzar en la adquisición de derechos para sectores que fueron relegados es un camino que debemos transitar para una sociedad más plural. “La pareja estable con hijos e hijas sigue siendo una forma de constituir familia, pero el desafío es entender que no es ni la norma ni lo normal y que junto a ella van emergiendo alternativas diversas… y uso la palabra emerger porque estos no son fenómenos nuevos. Lo novedoso es que salieron de silencio y de la ilegitimidad y se vuelven alternativas que también buscan su reconocimiento y legitimación”, finalizó Juan Marco Vaggione. 

 

*Juan Marco Vaggione, Profesor de Sociología e Investigador CONICET, Facultad de Derecho, UNC

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